Fue una tarde singular, algunos se tiraron más de 10 horas "poniendose a gusto" en el autobús, y otros optaron por llegar frescos en avión, costándoles una pasta eso si, y darlo todo nada más llegar al aeropuerto.
Buena zona de bares de tapas, poca politización, la verdad que me esperaba mucho más, y todas las calles teñidas con nuestras banderas blanquiazules. Al terminar de comer nos dispusimos a beber un rato en la plaza de un centro comercial cercana al campo. Ahí pudimos "petar" bengalas sin miramiento alguno, con los correspondientes bailes del personal. Muchó cántico y mucha risa. Cuando quedaba hora y media para el comienzo de partido nos pusimos rumbo a lo que sería, para muchos, el partido más importante de nuestras vidas. A la llegada nos encontramos con un estadio muy reducido pero con el encanto de esos campos ochenteros. En nuestro fondo había una valla bastante alta en la que se podían colgar las pancartas como antaño y podíamos subirnos para realizar nuestros rituales. Los "seguratas" no daban a basto con tanta enajenación. Era sin duda el mejor sitio en el que podías estar, en ese día y en ese momento.
Sobre el partido...poco que comentar,en nuestra retinas siempre quedarán los goles de Portillo, y del héroe de la tarde, el gran Descarga. Ese gol que primero nos hizo reir y luego llorar. Celebración, abrazos y carretera y manda para volver a casa. No dio tiempo a más. Al día siguiente celebración en el ayuntamiento, todo un clásico, y todos en familia para recibir a la plantilla.
Ha pasado algo de tiempo, y a día de hoy falta gente entre nosotros, pero esos momentos felices, incluso a los que no puduieron acudir a Irún, no nos los va a poder arrebatar nadie jamás.
LARGA VIDA AL GRUPO.
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