Eso es lo que vivimos ayer en Mestalla. No tenemos suficientes problemas personales cada uno, como para encima sufrir un trato vejatorio a manos de los de azul sin motivo aparente. No tenemos suficientes obstaculos completando un bus para ver un partido un domingo a las 9 de la noche, por muy derbi que sea , como para que varios miembros tengan que volverse con 3mil euros de multa y con cara indignación ante lo sucedido. Y es que aguantar durante 60 minutos a un estadio de 55000 espectadores cagándose en tu ciudad, en tu equipo, y en tu santa madre, al unísono saca de quicio a cualquiera. Por lo tanto no fue raro que nuestro sector, al completo no sólo nuestro grupo, cantase a los 4 vientos obscenidades a esa afición judaica para desahogarnos como es debido. Ahí es cuando sale a relucir la palabra que forma el título de esta entrada. Que esos "policias" multen a dedo a quien les venga en gana por una supuesta "alteración del orden público" es cuanto menos curioso. El resto de la afición local se estaría descojonando de risa al ver que podían insultarnos cuanto quisieran mientras veían como a nosotros nos bajaban los números de la cuenta bancaria de manera alarmante por 2 cánticos contundentes. A algunos la porra les queda demasiado grande y me gustaría ver si se comportan de esa forma tan chulesca cambiando las tornas. Y es que los agentes que tuve la desgracia de conocer ayer tienen un mayor parecido a porteros de discoteca -con pistola- que a policías. Yo prefiero que me revienten a hostias antes de tener que pagar 3 mil machacantes. No se que pensaréis vosotros hermanitos, pero esto se esta yendo de castaño oscuro ya...
Y ahora a remontar el vuelo.
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