viernes, 16 de septiembre de 2011

Pijos, la tumba del casualismo

 Y esta es la historia de unos seres inanimados, con aspecto un tanto homosexual, y que dañan la vista seriamente con sus poses y sus mierdas. En la grada se esta viendo, cada vez más, esta "tribu urbana" que se dedica a decir que "son casuals y elegantes" y no han dado un manotazo bien dado en su nefasta vida. Por favor, un consejo para los iniciados en esta corriente tan ambigua..."¡No uséis gomina!". El pelo tiene que estar bien peinadito pero siempre con poquito pelo. Todo ultra que se precie debe permanecer una época con un aspecto más "esquinjer" para ganar puntos de batalla que serán canjeados por un respeto futuro. Sé que a todo el mundo le gusta ligar y ser el más guapo de la calle, pero los ultras ni ligan ni follan, eso es de débiles. Nosotros nos masturbamos una vez al año con algún reportaje de Danny Dyer y poco más. Lo más femenino que solemos encontrarnos es la taquillera del estadio al que nos desplazamos y le pedimos nuestras entradas con voz temblorosa y juvenil. Eso si no nos quedamos viendo el partido en la taberna con menos limpieza del estado.

¿A qué viene toda esta bazofia? muy sencillo. Los chavales jóvenes de mi grupo tienen un dilema bastante complicado. Son gente de 17 años, los cuales tienen sus primeros granos pajeros, se la machacan más que un mono, y tienen sueños eróticos con sus profesoras de gimnasia. Con estas características que os acabo de comentar es normal que tengan sus inquietudes y no sepan como compaginar su vida de ultras con el intento de follar. Yo, que estoy felizmente casado, me la suda fornicar porque a estas alturas ni se me empalma como es debido y ni Tito Torbe puede ayudarme. Pero estos chicos a veces dudan entre ir a una fiesta con chicas o desplazarse a un estadio, en vestirse de Dolce & Gabanna o con la camiseta de su grupo, de engominarse el pelo o rapadita con patillas. Sois el futuro compadres, ya copularéis en el infierno.